La canalización vascular es una parte importante de nuestro trabajo como anestesiólogos. Se estima que en Estados Unidos se canalizan más de un millón de vías centrales al año, generalmente realizadas con técnicas de referencias anatómicas. Las tasas de fallos son del 10,1% a 19,4% y las complicaciones de 5,4% a 11%, incluyendo la muerte, dependiendo tanto de factores del realizador como del paciente.

– Referencias anatómicas difíciles de identificar y/o utilizar (obesos, edema local, etc.)

– Lugares de acceso limitados por la presencia de otros catéteres, infecciones, etc.

– Dificultades previas durante la cateterización (más de tres intentos en un lugar, más de dos lugares intentados, etc.)

– Complicaciones previas (punción arterial, neumotórax, daño neurológico, etc.)

– Anormalidades vasculares conocidas

– Coagulopatía (INR>2; APTT>1,5; plaquetas<50.000)

– Paciente incapaz de aguantar la posición en supino

Tanto en estos casos como en aquellos que no presentan estas características los ultrasonidos (US) ofrecen evidentes ventajas de las que hay bastante documentación científica, como son: la identificación de los vasos, sus variantes anatómicas y alteraciones, y visualización del resto de estructuras anatómicas cercanas.