Dentro de las posibles alteraciones preoperatorias que pueden presentar los pacientes que se someten a una anestesia regional (AR) el síndrome de dolor regional complejo (SDRC) es una enfermedad que trasciende el propio tiempo anestésico. La dificultades en su diagnóstico y especialmente su tratamiento hacen que la decisión anestésica no sea arbitraria y mucho menos el control del dolor postoperatorio.

Aunque el SDRC ha sido conocido por muchos nombres, el más común como distrofia simpático refleja (DSR) y causalgia(1). En 1993, en un Consenso Especial de la Internacional Association for the Study of Pain (IASP) en Orlando, se revisó y estandarizó la nomenclatura y se recomendó el término de Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC) publicándose unos criterios diagnósticos(2).

Así, el término DSR fue sustituido por SDRC definiéndose como una variedad de condiciones dolorosas de localización regional, posteriores a una lesión, que presentan un predominio distal de síntomas anormales, excediendo en magnitud y duración al curso clínico esperado del incidente inicial, ocasionando con frecuencia un deterioro motor importante, con una progresión variable en el tiempo. Establece una diferencia entre el SDRC I (ausencia de lesión nerviosa) y SDRC tipo II (presencia de lesión de nervio periférico).

Ambos tipos pueden ser subdivididos según su respuesta favorable o no a un bloqueo simpático, en dolor mantenido por el simpático (DMS) o dolor independiente del simpático (DIS), aunque actualmente esta división se ha puesto en duda por diferentes autores(3).


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