Ha transcurrido más de un año y medio desde el inicio de la pandemia por SARS CoV-2, y nuestra vida se ha modificado de forma consistente. El mecanismo de contagio de la enfermedad, fundamentalmente por vía respiratoria, ha exigido una serie de medidas preventivas para evitar la transmisión: utilización de mascarillas, distancia social, higiene de manos, ventilación adecuada de los espacios cerrados.

Inicialmente, con los datos de los primeros casos, parecía que se trataba de una enfermedad que incidía fundamentalmente en el aparato respiratorio, sin embargo, la evidencia ha demostrado que puede afectar a todos los órganos y sistemas, condicionando una respuesta inflamatoria que puede ser gravísima, incluso mortal y que ha afectado a más de 216 millones de personas en todo el mundo, y en España, la han padecido casi 5 millones, con más de 84.000 fallecidos.

Son múltiples los estudios que han puesto en evidencia la afectación del sistema cardiovascular en el contexto de la infección por SARS Cov-2; entre las principales complicaciones se describen patologías que hacen referencia a la inflamación del músculo cardiaco (miocardio), como la miocarditis, pero también son frecuentes el infarto de miocardio, los tromboembolismos y los accidentes vasculares cerebrales. Incluso las personas que ya han pasado la enfermedad y presentan el denominado COVID Persistente o Long COVID, siguen con sintomatología, pasadas 4 e incluso 12 semanas, persistiendo los síntomas en el tiempo, incluso como secuelas. En estos casos detectan con frecuencia alteraciones del ritmo cardíaco, sobre todo taquicardias y alteraciones de la tensión arterial, dolores torácicos y tromboembolismos.

¿Por qué esta enfermedad que inicialmente afecta a vías respiratorias y pulmones puede impactar en el corazón y los vasos sanguíneos?

Multitud de estudios determinan varios mecanismos que explican el impacto sobre el sistema cardiovascular relacionado con COVID-19, así la función del corazón puede verse afectada y debilitada durante la enfermedad por el SARS CoV-2, debido a la propia afectación del pulmón, a que el virus infecta directamente al corazón, o bien debido a la respuesta inflamatoria e inmunológica generalizada que también afecta al corazón y a los vasos sanguíneos.

De igual forma, se detecta una mayor facilidad para generar coágulos asociada a COVID-19, compatible con el estado hiperinflamatorio y de hipercoagulabilidad, lo que explica tasas altas de complicaciones trombóticas (20-30%). Por otro lado, determinadas terapias orientadas al tratamiento de la enfermedad pueden dar lugar a efectos secundarios sobre la función y el ritmo cardiaco.

¿Qué podemos hacer para prevenir estos efectos en caso de infectarnos con SARS CoV-2?

Lo más importante, es prevenir la infección, para lo que, por suerte, disponemos de vacunas específicas a nuestro alcance. Si no estás vacunado, acude a un centro de vacunación de tu comunidad. Piensa que se trata de vacunas seguras y eficaces,  y que vacunarse es la medida más inteligente y solidaria para evitar la enfermedad grave y la muerte.

Las vacunas reducen la posibilidad de contagio, pero no lo evitan. Por tanto, a pesar de estar correctamente vacunados, debemos seguir las medidas preventivas recomendadas para evitar la transmisión: 

  • Uso de mascarillas, sobre todo en espacios cerrados y también en abiertos si no se puede mantener la distancia de seguridad. 
  • Mantener la distancia social (de 1,5 m) entre personas que no pertenecen a nuestro entorno habitual y evitar reuniones sociales que no cumplan las medidas recomendadas. 
  • Es fundamental llevar a cabo una higiene de manos frecuente, si se puede con agua y jabón y si no con geles hidroalcohólicos. 
  • Asegurar la ventilación de los espacios cerrados, si se puede con ventilación natural y si no asegurando los sistemas con filtros adecuados.

Aquellas personas que presenten de forma previa enfermedades del corazón o de los vasos sanguíneos, enfermedades pulmonares, diabetes o hipertensión, deben seguir realizando los controles periódicos de sus patologías, cumplir con las pautas de tratamiento prescritas por su médico y consultar cualquier duda a través de las vías de comunicación establecidas en su comunidad. Es importante que estas personas más vulnerables tengan sus patologías crónicas controladas y estables.

Seguimos en una situación de pandemia mundial, por un virus que tiene la capacidad de mutar a formas más agresivas y transmisibles. Sabemos que afecta al organismo de forma generalizada y que puede dejar secuelas importantes. No podemos bajar la guardia. La vacuna es la medida más eficaz y debemos seguir con las acciones preventivas en nuestro día a día.

 

Bibliografía

  • Información científico técnica. Información clínica COVID-19. Actualización 28 mayo 2021. Centro de coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Ministerio Sanidad. 

  • Maleszewski JJ, Young PM, Ackerman MJ and Halushka MK Urgent Need for Studies of the Late Effects of SARS-CoV-2 on the Cardiovascular System Circulation; 2021;143:1271-1273

  • Puntmann  VO, Carerj  ML, Wieters  I,  et al.  Outcomes of cardiovascular magnetic resonance imaging in patients recently recovered from coronavirus disease 2019 (COVID-19).   JAMA Cardiol. Published online July 27, 2020. doi:10.1001/jamacardio.2020.3557

Dra. Dulce Puget Bosch. Directora de Medicina del Trabajo y Enfermedades Profesionales de Asepeyo