La revista Bone Reports ha publicado el artículo sobre el uso de biomarcadores, para el estudio de las pseudoartrosis ósea. Este trabajo, enmarcado dentro de un estudio realizado entre el Hospital Asepeyo Sant Cugat y el Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona, valora la eficacia del tratamiento con células mesenquimales expandidas en el tratamiento de las pseudoartrosis atróficas de huesos largos, como alternativa al tratamiento gold standard del injerto de cresta ilíaca.  El equipo médico de Asepeyo que ha participado en este trabajo está compuesto por los doctores Fernando Granell, Santiago Gallardo, Javier Pinto y Daniel Chaverri (actualmente en Hospital Maz de Zaragoza).

La pseudoartrosis es una complicación con una incidencia del 5-10% en fracturas óseas, localizadas, con mayor frecuencia, en la diáfisis de huesos largos. El manejo de esta complicación se aborda mediante procedimientos quirúrgicos complejos y, actualmente, es una preocupación para los cirujanos ortopédicos y traumatólogos. El uso de biomarcadores para el diagnóstico de pacientes con riesgo de pseudoartrosis ayudará a establecer medidas especiales para un tratamiento correctivo precoz.

El estudio piloto exploratorio prospectivo se ha realizado en veinte pacientes diagnosticados de pseudoartrosis no hipertrófica de huesos largos que fueron tratados quirúrgicamente con injerto óseo autólogo o un producto de ingeniería tisular compuesto de células estromales mesenquimales, derivadas de la médula ósea. Se siguió a los pacientes durante 12 meses y se obtuvieron muestras de sangre de plasma para determinar los niveles circulantes del factor de crecimiento transformante Beta 1 y Beta 2 (TGF-β1 y TGF-β2, respectivamente) en el momento de la inclusión, a la semana, a las dos semanas y al mes 1, 2, 3, 6 y 12 después de la cirugía. La cicatrización radiológica del hueso se evaluó mediante el Tomographic Union Score (TUS).

Se determinaron los niveles basales de TGF-β1 y TGF-β2 en los veinte pacientes (26,702 ± 14,537 pg / mL y 307,8 ± 83,1 pg / mL, respectivamente). Tres de ellos se retiraron del estudio, por lo que se realizó un seguimiento completo de diecisiete pacientes (nueve sanaron con éxito frente a ocho que no sanaron). Se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de consolidación ósea y el grupo de no consolidación en el mes 12 tanto para TGF-β1 (p = 0,005) como para TGF-β2 (p = 0,02).

Conclusiones

TGF-β1 y TGF-β2 son biomarcadores que se correlacionan con la evidencia clínica de la regeneración ósea y pueden utilizarse para monitorear a los pacientes, aunque el valor predictivo después de la intervención debe estudiarse más a fondo en combinación con otras moléculas.