Desde el año 2003 Asepeyo utiliza innovadoras aplicaciones para estudiar en qué medida las lesiones o los accidentes laborales afectan a sus afiliados. Se trata de las Unidades de Valoración Funcional, una técnica pionera que ofrece resultados objetivos que ayudan a mejorar el diagnóstico, adecuar el tratamiento y acortar el periodo de duración del proceso.

Las Unidades de Valoración Funcional (UVF) son la máxima apuesta de Asepeyo por el uso de la biomecánica como herramienta para evaluar de forma objetiva el grado de afectación funcional de un paciente tras una lesión. Asepeyo ha sido pionera en la implantación de estas Unidades de Valoración Funcional en centros estratégicos de distintas comunidades autónomas. El hecho de que seamos pioneros no se justifica porque seamos los primeros en implantar estas aplicaciones, sino por el enfoque que les damos.

Ya que, más allá de realizar pruebas que valoren la rehabilitación adecuada del proceso clínico de un paciente, lo que buscamos es disponer de una prueba que nos permita documentar de forma objetiva la situación funcional del paciente. Es decir que, a la vista de las funciones que tiene que realizar en su puesto de trabajo, nos permita documentar las propuestas clínico-laborales, y en el caso de las contingencias comunes, documentar propuestas de alta y propuestas de incapacidad. Al mismo tiempo, nos permite evaluar la evolución del tratamiento, si hay que variarlo o incluso si hay que interrumpirlo.

Esto tiene un componente económico muy importante, ya que permite acotar en sentido estricto la duración del proceso de rehabilitación, explica el Dr. Antonio García Barreiro, director de Proyectos sanitarios de la Dirección de Asistencia Sanitaria de Asepeyo y responsable del proyecto de implantación de las Unidades de Valoración Funcional.

Unión de distintas disciplinas

La Unidad de Valoración Funcional se basa en el uso de la biomecánica, una disciplina científica que utiliza los conocimientos de la mecánica, la ingeniería, la anatomía, la fisiología y otras disciplinas para el estudio del comportamiento del cuerpo humano. El objetivo prioritario de la Unidad es la realización de pruebas de valoración funcional al paciente y su capacitación laboral utilizando las aplicaciones biomecánicas como método de medida para analizar de forma cuantitativa y cualitativa el estado funcional del paciente comparando los resultados con la población normal. Colabora para determinar el grado de discapacidad del trabajador para reincorporarse al trabajo que ocasiona una lesión, así como su control evolutivo ante un tratamiento. Asimismo, ayuda a determinar la duración de los procesos de recuperación para asegurar que la reincorporación laboral se produce en el momento adecuado, garantizando el bienestar del trabajador. “Curiosamente, en los estudios que estamos elaborando con nuestro proveedor, el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), vemos que cuando intentamos acotar las duraciones correctas de los procesos, lo que obtenemos es una duración inferior de éstos, y ayuda a poder documentar las propuestas de alta, de secuelas o de incapacidad» asegura el Dr. García Barreiro.

Una prueba muy completa

Las pruebas que se realizan en las Unidades de Valoración Funcional son básicamente el análisis de la amplitud del movimiento articular, el balance muscular de los grupos musculares de las cuatro extremidades, pruebas sobre la fuerza muscular de la mano, análisis de la marcha, valoración del equilibrio postural y valoración funcional del raquis lumbar y del raquis cervical. Dichas pruebas están exentas de riesgo para el paciente, pero tienen ciertas contraindicaciones, es decir no todas las lesiones ni todos los pacientes son susceptibles de someterse a estudios de biomecánica.

Por tanto, siempre se realizan bajo criterios de selectividad médica previos que garantizan que las pruebas no tendrán ninguna repercusión sobre la lesión. Según el Dr. José María Sanz-Pastor Mingot, responsable de la Unidad de Valoración Funcional del Hospital Asepeyo Coslada y coordinador médico de las otras Unidades, “las mayores incidencias las encontramos en el aparato locomotor, las más prevalentes, son las de columna lumbar, las lumbalgias en sus diferentes formas y en columna cervical el esguince cervical, el famoso latigazo cervical que en muchos casos coincide con los accidentes de tráfico in itinere. Con respecto a la marcha nos encontramos con patologías de los miembros inferiores como pueden ser las lesiones en menisco, tobillo, etc. Y con respecto al movimiento articular y el estudio de la fuerza de las grandes articulaciones toda lesión que las afecte. Por ejemplo, una fractura del radio con repercusiones en la mano.”

Realizadas las pruebas, la valoración funcional permite detectar la pérdida de movilidad articular, de fuerza muscular, las alteraciones de la marcha, del equilibrio, o funcionales de la columna lumbar y cervical. Con los resultados obtenidos se ayuda a la planificación inicial del tratamiento, así como la modificación de su planteamiento o en caso necesario, su interrupción. Asimismo, las pruebas ofrecen datos sobre la evolución y progreso del tratamiento y permiten valoraciones prequirúrgicas o postquirúrgicas. Por otro lado, sirve como prueba pericial y como soporte para la valoración de incapacidades, así como para detectar pacientes cuya sintomatología no se relaciona con los datos obtenidos en las pruebas funcionales efectuadas. Para el Dr. Antonio García Barreiro, éste es un aspecto importante ya que “los estudios nos ofrecen una prueba objetiva que permite conocer la falta de correlación entre la sintomatología que refiere el paciente y la evidencia mesurable que obtenemos en la prueba ya sea en marcha, movilidad o equilibrio postural. Así se pueden detectar a pacientes que quizás están intentando exagerar sus lesiones con finalidades económicas o del tipo que sea, por diferentes motivos». En cualquier caso, las pruebas permiten objetivar el alcance de las lesiones y la duración del proceso, con lo que es más fácil acortar los procedimientos de reincorporación del paciente a su puesto de trabajo. En ese sentido, otra valoración importante, en cuanto a las ventajas de las Unidades de Valoración Funcional es que permiten registrar indirectamente el dolor del paciente. “No es que estemos ante la famosa máquina que todos pretendíamos que mida la intensidad del dolor, sino que lo registra indirectamente en el transcurso del movimiento del paciente, ya que cuando el dolor aparece genera una contractura muscular que sí detectan las aplicaciones de las que disponemos.

Esto nos permite, primero, evidenciar la aparición del dolor y evaluar si la aparición del dolor minimiza la movilidad o la disponibilidad articular del paciente”, señala el Dr. García Barreiro.

Unidad de Valoración Funcional

Cinco centros

Las Unidades de Valoración Funcional se iniciaron con un estudio pionero y el montaje de la primera unidad en el Hospital de Sant Cugat en el año 2003. Posteriormente se amplió el servicio con la creación del Instituto de Salud Laboral en Asepeyo Cartuja, en Sevilla, en el 2004, aunque la unidad comenzó a funcionar un año más tarde. En 2006 la dirección de Asistencia Sanitaria de Asepeyo declaró de alta prioridad la expansión de este proyecto y se acordó instaurar durante 2007 tres nuevas unidades que han quedado constituidas y situadas en el Hospital de Coslada en Madrid, en el centro asistencial de Asepeyo Las Palmas y en el centro asistencial de Asepeyo Valladolid, que ha sido la última incorporación. “Todas las unidades están equipadas exactamente igual, es decir, podemos atender a un paciente en cualquiera de las cinco con las mismas garantías y la misma amplitud del estudio y los mismos criterios de aplicación de estudio diagnóstico e informe médico”, confirma el Dr. José María Sanz-Pastor, coordinador médico de las Unidades de Valoración Funcional.

Tras la implantación de estas cinco unidades, el principal objetivo es que las unidades empiecen a trabajar con rendimiento adecuados. “Los estudios que estamos realizando en ellos ofrecen una mejor asistencia a los asegurados y nos permiten disminuir los días de baja de los procesos clínicos tratados. Ahora estamos recogiendo la casuística y los resultados parece que avalan estas previsiones en el ámbito de la siniestralidad laboral. Entre 2007 y 2009 el objetivo es acreditar éstos, fundamentarlos y documentarlos. Si los datos son los que estimamos, evidentemente se procederá a proseguir en la ampliación de estas unidades en otros territorios y actualizarnos en las aplicaciones disponibles”, asegura el Dr. Antonio García Barreiro. En 2009 está previsto disponer de dos aplicaciones específicas, una dedicada a rodilla y otra destinada a hombro, ambas patologías altamente invalidantes.

Fuente: © Asepeyo Portal Sanitario


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