La necrosis avascular es un proceso patológico producido por el déficit de aporte sanguíneo al tejido óseo. Es conocida también como osteonecrosis, necrosis aséptica o necrosis ósea isquémica. La etiología, biológica y mecánicamente, es muy controvertida. Puede aparecer tras traumatismos (fracturas y lesiones en vasos sanguíneos), y por causas no traumáticas, como pueden ser el uso crónico de corticoides o el consumo excesivo de alcohol y tabaquismo. Son muchos los factores de riesgo asociados: radioterapia, quimioterapia, anemia falciforme, entre otros. Su prevalencia es mayor en huesos largos, pero su incidencia en la muñeca se focaliza, principalmente, en dos huesos; el semilunar y el escafoides.

La necrosis avascular del semilunar se conoce como enfermedad de Kiénbock. En el ámbito laboral se ha relacionado con microtraumatismos de repetición. Estudios de investigación de asociaciones de familiares sugieren un componente genético, herediatario. Puede aparecer dolor, rigidez, disminución de la fuerza de agarre y limitación de la movilidad. El diagnóstico clínico se acompaña de imágenes radiológicas, tanto radiografía convencional como TAC y RMN e, incluso, gammagrafía ósea. En fases iniciales el tratamiento suele ser conservador, con inmovilización y analgesia. En fases más evolucionadas, las alternativas pasan por diversas técnicas quirúrgicas que incluyen injertos vascularizados, osteotomías, artrodesis o carpectomías. Existen otros tratamientos orientados a incentivar el crecimiento óseo, entre ellos, la estimulación eléctrica a través de ondas de choque que, a nivel celular, pueden inducir la activación de la línea de mediadores en la transcripción de factores pro-osteogénicos.

A continuación, se presenta un caso clínico con dicho tratamiento:

Fig1. RMN inicial

Fig1. RMN inicial

Fig2. RMN tras 3 sesiones de ondas de choque

Fig2. RMN tras 3 sesiones de ondas de choque

Dra. Sonia Vidal
Médico ajunto especialista
Hospital Asepeyo Coslada
Fuente: Portal Sanitario Asepeyo